La pérdida de año |
—Galo Muñoz Arce *— Periodista, Managua |
Es común ver el reprochable espectáculo en los pasillos de los establecimientos educacionales o en las puertas de las casas de los profesores, cómo angustiadas madres ruegan por el alza de alguna nota para salvar a su hijo del baldón que significa la pérdida del año.
Generalmente el maestro haciendo gala de su tozudez, se resiste implacable ante las lágrimas, mientras, cabizbajo el chico, cual un delincuente arrepentido, lleno de vergüenza, resiste sin chistar todo tipo de improperios y achaques. El padre, a veces, no, comparte tales humillaciones, porque al momento le ocultan el ingrato suceso, ante el temor de que agreda físicamente al hijo, a su esposa y, quizás, al profesor.
Este incidente es la manifestación última del estado de arrebato y furia que diariamente desahogan los profesores, padres y adultos en general, contra niños y jóvenes, a quienes les consideran incapaces, no toleran su idiosincrasia, irrespetan su personalidad y le niegan el ejercicio de sus derechos, abusando la condición de "profesores" de su formación. Los profesores tienen a su alcance el viejo sistema de persecución a través de las tareas, lecciones y más invenciones para, incluso, imponer a su antojo normas de conducta que atropellan la dignidad del estudiante.
El sistema de exámenes, calificaciones y notas se ha constituido en un fin en sí mismo, dejando de ser una mera referencia respecto a la cual se ha de evaluar la adquisición de conocimientos por parte del alumno y el esfuerzo que al profesor le corresponde hacer para enseñar bien.
Los profesores muchas veces utilizan las notas como un medio de poder y se llegan a producir por esta causa actos de verdadera violencia sicológica, incompatible con la noble misión de la educación. Es necesario denunciar que las calificaciones tal cual se utilizan hoy son, por lo general, un rezago mal habido del sistema educativo tradicional y constituyen un engaño grave para la formación de los jóvenes y para la sociedad.
La pérdida de año" es una concepción y práctica oficial retrógrada para mantener a un gran porcentaje de seres humanos, al margen del aprendizaje y sujetar a los demás al amansamiento más indigno en beneficio de las diferencias y privilegios sociales..
En realidad no se puede detener el desarrollo del individuo. Los años siguen su curso natural, no se pierden, no se repiten ni es posible que se disocie el avance intelectual del orden físico o biológico de la persona. Sólo existe como forma deformada de un sistema que permite así la exteriorización de las frustraciones de los malos profesores. Por tanto considero, debe suprimirse en la educación si se aspira el mejoramiento del individuo y la sociedad.
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